Comentario del Domingo: VI de Pascua

26 de mayo 2019. (6º TPC)

En el evangelio de este domingo seguimos escuchando las palabras de Jesús a sus discípulos en la última cena. Es su testamento, sus últimas voluntades: “el que me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él”. Promete estar con los suyos hasta el final. No los dejará huérfanos, les mandará su propio Espíritu. Es el Espíritu de Jesús el que los guiará y les enseñará a vivir la Palabra del Padre. Ese Espíritu también vive dentro de cada uno de nosotros, y si nos dejamos orientar por él, estaremos cumpliendo el mandato de Jesús. Él “nos lo enseñará todo y nos irá recordando todo lo que os he dicho”.
Al despedirse de los discípulos Jesús les dijo: «la paz os dejo, mi paz os doy. No os la doy como la da el mundo». Esta paz de Jesús no es la ausencia de conflictos, o la conseguida por la fuerza, o la paz de los cementerios. Es la paz que brota de la justicia, de la solidaridad, del amor. Es la paz que nos da el Espíritu de Jesús y que nos hace tratar a los demás como iguales. Es la paz que nace del diálogo ante la diferente opinión del hermano.
Hará su morada en nosotros; nos dará su propio Espíritu; nos da una paz diferente a la del mundo…Es  Dios con nosotros. Ser conscientes de esta realidad nos ha de hacer ver nuestra vida, nuestro mundo, con unos ojos nuevos: con los que Dios nos mira y quiere que miremos a los demás.

Juan Ramón Gómez Pascual, cmf

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