Un rótulo al final de la película nos recuerda que Winston Churchill es considerado el británico más sobresaliente de la historia del Reino Unido. No es extraño pues que su figura haya sido retratada en muchas producciones, tanto en televisión (la serie The Crown, por citar una muy reciente) como en cine. La película que comento esta semana no es la última que se ha acercado a tan célebre primer ministro. Hace unos días se ha estrenado El instante más oscuro. Y no será la última posiblemente.
Churchill fija su atención en un episodio muy concreto de la vida del político inglés. En junio de 1944 el mando militar aliado, al mando del general Eisenhower, prepara el asalto al continente, la llamada Operación Overlod, para liberar Francia y continuar su marcha hasta la derrota del ejército alemán. Winston Churchill se opone frontalmente a dicha invasión temiendo la muerte de miles de jóvenes soldados, y pone en juego toda su fuerza e influencia para evitarla, llegando incluso a implicar al rey Jorge VI. En el origen de su actitud está la triste experiencia vivida en la primera guerra mundial, cuando la invasión de Gallipoli, promovida por él en contra de la opinión de otros, frente al ejército otomano terminó en un desastre del que siempre se sintió responsable.
La película se detiene también en retratar su carácter irascible, poco dado a la humildad, impositivo, pero también progresivamente consciente de que su tiempo está pasando y otros ocuparán los lugares de privilegio en la historia presente. Brian Cox, intérprete principal, dota a su personaje de visceralidad, fuerza y arrogancia, pero también de fragilidad. Las actitudes primeras afectan a sus colaboradores más cercanos y, sobre todo, a su esposa que con esfuerzo y energía logra poco a poco serenarle y hacerle comprender la sinrazón de su actitud y el reconocimiento de que su figura será recordada por los logros conseguidos durante su mandato al frente del gobierno conservador, llamando a la resistencia del pueblo inglés frente al ejército nazi.
Como en muchas otras producciones británicas de época, es admirable la puesta en escena y la ambientación de aquel tiempo tormentoso en el que se jugó el futuro de Europa. En ese sentido, es recomendable verla como lección de historia y de conocimiento de unos hechos que configuraron el futuro del continente y el devenir de la guerra.
Antonio Venceslá, cmf