En esta última semana del año litúrgico, el calendario nos ofrece la memoria de insignes «influencers», cristianos a tener en cuenta por todos aquellos que vamos a celebrar con ilusión y esperanza el «Adviento» de Jesús.
Entre ellos está Andrés (día 30 de Noviembre). Andrés es el caso típico del INFLUENCER sobre su hermano Pedro, al que cede gustoso la primacía, llevándolo a Jesús.¡Hemos hallado al Mesías!. Andrés era un segundón: todo lo acepta humildemente. Pedro era, en cambio, impetuoso, excitable, dispuesto a caminar sobre las aguas, si Jesús se lo pidiese; Andrés es mucho más tranquilo, tímido, reservado. La SANTIDAD es para todos, comenzando por los más humildes.
Santidad que nos invita a seguir intentando cambiar las cosas por los valores del Reino. Valores que no están en alza precisamente: riqueza frente a pobreza, orgullo frente a humildad, placeres, modas, consumismo frente al dolor; ambición y poder frente a debilidad e impotencia.
En ese contexto nos encontramos con Carlos de Foucauld, que recordamos el 1 de Diciembre. Me llama mucho la atención el Hermanito Carlos de Jesús, que se pasó la última década entre los temibles tuaregs, sin poder siquiera celebrar la Eucaristía, pues el único converso, su monago, también le dejó absolutamente solo. Entonces se dirige a Dios con confianza: “Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras; sea lo que sea, te doy las gracias”. ¡Que hermoso testimonio de confianza, de entrega, de abandono!
¿Y tú? ¿Vives «abandonado» en las manos del Padre misericordioso?
Si hacemos así… las cosas, a menudo, que serán de otra manera.
Feliz Adviento.
Antonio Bolívar, cmf