CANARIAS COMO FRONTERA SUR: PUNTO CALIENTE DE LA ACTUAL MOVILIDAD INTERNACIONAL

La inmigración en Canarias ha alcanzado recientemente una elevada notoriedad en los medios de comunicación social, sobre todo a raíz de la llegada de inmigrantes en pequeñas y frágiles embarcaciones conocidas como pateras y cayucos. La muerte de miles de personas en el intento de superar las aguas atlánticas que separan el Archipiélago del vecino continente africano, el denominado “drama de la inmigración”, hace que la atención mediática se centre más en el trayecto de estas personas que en buscar soluciones y provocar una reflexión seria y obligada en la opinión pública, que termine y acabe con este sufrimiento innecesario y cruel.

 

Y es que, la inmigración no es un acontecimiento nuevo para Canarias, pero sí su amplificación reciente y su actual carácter multidimensional, atributos de los que son responsables los procesos de intensificación, diversificación y generalización que ha experimentado en poco tiempo. Esa evolución requiere mayor atención pública para intentar gestionar con garantías la proyección de este fenómeno en las Islas. Se trata, sin embargo, de una tarea ardua y compleja, dado que, en muchos casos, los distintos flujos responden a determinantes múltiples y a tendencias de marcada causalidad y alcance internacional, que obligan a reflexionar acerca de la estratégica posición del Archipiélago en la actual dinámica de la movilidad geográfica de la población.

 

A diferencia de lo que se pueda pensar, sobre todo a raíz de la lectura de las informaciones que reiteradamente aparecen en los medios, la práctica totalidad de las personas extranjeras residentes en Canarias ha llegado a las Islas en avión y no por vía marítima. Es más, la población procedente de los países africanos tiene un peso en la inmigración canaria que es incluso inferior al que alcanza ese mismo colectivo en el conjunto del Estado español. Y de los que recalan en las costas canarias en pateras o cayucos, pocos se quedan, porque en gran parte son repatriados a sus países de procedencia o trasladados a otras regiones españolas.

 

Sin embargo, la respuesta de las políticas públicas destinadas a la gestión del fenómeno migratorio en Canarias por parte del Gobierno Autónomo y las Corporaciones Locales, se ha ido diversificando a lo largo del último decenio en respuesta a la amplificación de la inmigración en todas las islas. Los recursos disponibles e instrumentos creados se han multiplicado sustancialmente, aunque, en términos presupuestarios, una parte considerable de esta atención se dedica al control de fronteras y a la recepción de los inmigrantes procedentes del continente africano por vía marítima. Los esfuerzos para favorecer el proceso de integración y para encajar de manera adecuada la afluencia exterior en la dinámica realidad regional, no cuentan todavía con un marco claro, debidamente dotado y organizado de forma coherente.

 

 

José Antonio Benítez Pineda, cmf

@benicmf

(FOTO: Tiempo de Canarias)

 

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