Hoy tenía pensado compartir con vosotros otra reflexión, pero a raíz de los acontecimimentos vividos hace unos días en la que las aguas del mediterráneo volvieron a convertirse en punto de llegada y cementerio para un grupo de hermanos nuestros, os paso el Comunicado de la Delegación de Migraciones y Cáritas Diocesana de Málaga -en la cual colaboro- al respecto.
Ojalá fuese el último que se tuviese que publicar sobre ese asunto.
Pero me temo que no será así.
José Antonio Benítez Pineda, cmf
Comunicado de la Delegación de Migraciones y Cáritas Diocesana de Málaga ante la muerte de tres inmigrantes y diez desaparecidos en las costas de Melilla.
Málaga, 27 de noviembre de 2019
1. Ante la noticia de la muerte de tres personas cerca de Melilla, Cáritas Diocesana y la Delegación de Migraciones de la Diócesis de Málaga muestran su profundo dolor por la pérdida de estas vidas humanas y su solidaridad con los familiares de las víctimas.
2. Nos preocupa la situación de los desaparecidos. Según datos oficiales, la embarcación llevaría a bordo unas 78 personas, han sido rescatadas 59, algunas de ellas menores de edad. Cinco adultos se encuentran en estado grave.
3. Agradecemos a las personas e instituciones de salvamento y acogida la inestimable labor que realizan.
4. No debemos permitir que la frecuencia de estas tragedias terminen insensibilizándonos. “La indiferencia y el silencio abren el camino a la complicidad cuando vemos como espectadores a los muertos por sofocamiento, penurias, violencias y naufragios” (Papa Francisco).
5. Como discípulos de Cristo no podemos olvidar que son hermanos nuestros y no “material descartable”. Nadie inicia un éxodo tan difícil y duro por mero afán de aventura, voluntariamente, sino huyendo de la penuria del hambre, de la guerra o de la persecución religiosa.
6. Denunciamos las situaciones de injusticia que impulsan a estas personas a dejar su familia y su tierra buscando un futuro mejor. Las víctimas habrían podido contribuir a la construcción de una sociedad mejor, más justa y fraterna, que con su pérdida queda irremediablemente empobrecida.
7. Invitamos a la comunidad eclesial a unirse en oración y a comprometerse, contribuyendo a que no sigan repitiéndose tragedias de este tipo y acogiendo a los inmigrantes como hermanos.