El conflicto vasco planea como telón de fondo en la línea argumental de Ane. Han sido varias las producciones que en los últimos meses han abordado este tema (entre ellas Patria y La línea invisible, series de HBO y Movistar respectivamente). El premio Goya a la mejor actriz protagonista recibido por Pilar López Arnáiz, nos invita a dedicar a esta película nuestro comentario semanal. Es necesario advertir que, en este caso, el eje argumental de la película no se centra en cuestiones políticas, sino más bien en un drama familiar.

Ane es una joven de diecisiete años que flirtea con actividades ilegales metida en grupos abertzales que protestan contra la construcción de la obra del tren de alta velocidad que unirá Vitoria y Madrid. Estamos en el año 2009. La madre de Ane, Lide, que es la protagonista de la película, trabaja como guardia de seguridad en la obra objeto de la protesta. Esta es una de las razones que enturbian las relaciones de madre e hija. Por otra parte, la situación de Ane en el instituto donde estudia no pasa por su mejor momento. No obstante, Lide no duda en defender a su hija ante el jefe de estudios del centro, y lo hace adoptando actitudes que no difieren mucho de las que su hija manifiesta en las protestas en las que participa.

Ane ilustra las consecuencias de la situación vivida en el país vasco durante los años en que ETA actuó. Aunque la película se sitúa en un tiempo en que la situación comienza a perder la virulencia que tuvo en los años más duros, sigue patente la tensión que salpicaba la convivencia, también en el seno de las familias. Así sucede en el caso de Lide y su hija Ane. La convivencia de ambas está salpicada de contratiempos y recelos, tiras y aflojas, enfrentamientos que con frecuencia alteran la armonía de sus relaciones. A pesar de todo Lide no puede olvidar que es madre, y ese sentimiento se sobrepone incluso a las evidencias que sitúan a su hija en posiciones extremas.

El realizador David Pérez Sañudo nos ofrece en su primera película un retrato ajustado de las relaciones maternofiliales que constituyen el eje vital de la existencia de Lide. El desarrollo de los acontecimientos subraya el esfuerzo de la madre y la actitud esquinada e interesada (o quizá simplemente desnortada) de su hija, que parece desear volar por su cuenta, a pesar del deseo de su madre de mantenerla cobijada bajo sus alas.

 

Antonio Venceslá Toro, cmf

 

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