SAN ANDRÉS, APÓSTOL. 30 de noviembre
Hay una tarde inigualable en la vida de San Andrés. Y posiblemente, inolvidable también para él mientras vivió. Es aquella en que, a partir de las cuatro y en compañía de San Juan Zebedeo, mantuvo su primer encuentro con Jesús de Nazaret.
Merece la pena traer aquí el Evangelio del propio Juan, que nos narra así lo ocurrido: «Al día siguiente Juan (el Bautista) se encontraba en aquel mismo lugar con dos de sus discípulos. De pronto, vio a Jesús que pasaba por allí, y dijo: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron decir esto y fueron detrás de Jesús. Jesús, viendo que le seguían, les preguntó: «¿Qué buscáis?» Ellos contestaron: «Maestro, ¿dónde vives?». Él les respondió: «Venid a verlo». Se fueron con él, vieron dónde vivía y pasaron con él el resto de aquel día. Eran como las cuatro de la tarde».
¿De qué habrán hablado en aquella tarde sosegada y calma? Seguro que no de fútbol, tal vez algo de la situación política, pero seguro, segurísimo, que hablaron de la llegada del Reino de Dios. Y Andrés quedó comprometido con el Reino.
Comprometido e «influencer» de primera magnitud. Dice el evangelio de Juan: «Uno de los dos que a la indicación de Juan se habían ido con Jesús, era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Lo primero que hizo Andrés fue ir en busca de su hermano Simón para anunciarle: «Hemos hallado al Mesías» y se lo presentó a Jesús.
Por «influencia» de Andrés tuvimos al primer Papa.
Cuando los dos se presentaron a Jesús, éste le dijo a Simón: «Tú eres Simón, hijo de Juan. En adelante le llamarás Cefas (es decir, Pedro)» y a él le encomendó la Iglesia y sobre él la edificó.
¡Gracias Andrés! Estabas seguro de que tu hermano valía y de que no iba a fallar. Y tu hermano estuvo seguro de ti y de tu influencia.
Asegúranos también a nosotros.
Y tú, ¿cuánto confías en la valía de tus “hermanos”?
Carlos Díaz Muñiz, cmf