Las primeras noticias me llegan por la radio

en ese tiempo incierto

de una vigilia despuntada.

El periódico después,

a la luz incipiente

de un día que regresa

tras un nocturno

de lunas amarillas.

 

Y la caricatura de Peridis

es el primer café de la mañana,

tan sabroso,

tan amargo,

tejiendo la palabra con los rostros vacíos.

Un capricho de Goya desgajado de un árbol

podrido en las aceras

de una ciudad poblada de fantasmas.

 

Escucho, como tantas veces,

esa voz desgarrada de Sabina:

 

“Qué estoy haciendo aquí? En dirección prohibida…”

 

Y el sello inédito y diario

del sabor de la vida,

identificación precisa

para entrar de repente en la jauría

sin ser mordido por el lobo.

 

Sevilla, 2010

 

Blas Márquez Bernal, cmf

(FOTO: dominik hofbauer)

 

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