En un pañuelo de sombras,
desnuda emerge en la arena,
el pálpito de una ostra
bordando mi piel de penas.
Penas de acuarela y llanto
derramado entre la tierra,
mojando la dulce ola,
dejada atrás con tristeza.
La luna se pone hermosa
y un éxodo los espera…
los grillos besan las costras
sin despedidas ligeras.
¡Avanza inmigrante pobre!
que aún hay sueños y metas,
en este mundo posible,
mientras no existan cadenas.
Huye, huye…
con la noche enamorada,
de tus dolores intermitentes
que suspiran con el alba.
La huida es veloz y rápida
como el viento en las praderas,
con despedidas y abrazos
entre sus llantos de perlas.
Avanzan con miedo nocturno
y un pálpito los espera,
retratan a hijos y esposas
hasta romper sus ojeras.
La luna sigue despierta
y alumbra sus largas sendas,
que marcan sobre sus pies
las huellas de aquellas tierras.
Y Dios humano enamora
y siembra un huerto de estrellas,
para soñar con las horas
de acariciar la frontera.
Solo la alambrada rota
con su dolor los espera,
tan alto pagan las rosas,
tan alto las duras penas.
Lágrimas negras y rojas,
fugitivo amor que pesa,
el desarraigo y la huida
de los inmigrantes sin sendas.
Ramón Uzcátegui Méndez, sc
(FOTO: Pexels)
A CERCA QUEBRADA DE SONHOS PARTIDOS em portugués