Redobles de planetas en el viento.
Azules cataratas de tristeza.
El hombre como un árbol se endereza
Guardando con los ojos su cimiento.
Cae la luz y el tiempo se hace lento
Por las esquinas blandas de la pena.
Cuchillos de jazmines en cadena
Y el amor como un verbo sin acento.
Como una carga inútil mi agonía,
Las horas van tejiendo su madeja
Y una oquedad después y todavía.
Amor, amor, amor, cielo asfaltado
Para mi piel desnudo, airada queja
Contra el muro de miel de mi costado.
Sevilla, 1972
Blas Márquez Bernal, cmf
(FOTO: Oliver Sjöström)
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