Una joven prometedora

Aumentan en el tiempo presente los síntomas de una forma de pensar que tiende a subrayar el papel de la mujer en la vida social y ensalzar los signos del llamado empoderamiento femenino, en contraste con actitudes de supremacía masculina que retroceden hasta desaparecer. En Una joven prometedora se nos ofrece una historia que se bifurca en su entramado argumental desde una aparente comedia, hasta el thriller criminal y un cine de tesis que propone en la historia que narra una lección de respeto hacia las mujeres.

La protagonista de la película es una joven treintañera que abandonó la carrera de medicina por razones que se irán desvelando a lo largo del metraje, y trabaja sirviendo cafés en el establecimiento de una amiga (prácticamente la única persona con la que mantiene una relación estable, aparte de sus padres con quienes vive aún). Cassie, ése es su nombre, no ha asumido un proyecto vital de futuro, parece vivir en una permanente estación de parada, agobiada por el peso de una experiencia traumática vivida en el pasado. Esa experiencia, en la que estuvo implicada una amiga, es el detonante de su vida presente y de las acciones que lleva a cabo cuando al final de su jornada laboral se interna en el mundo del ocio nocturno, poblado de hombres en busca de sexo fácil, con un propósito que aquí no voy a desvelar para no estorbar la visión de quienes os animéis a ver la película.

Decía que Una joven prometedora (el título tal vez hace referencia a la Cassie que pudo haber sido, si las circunstancias no se hubieran torcido, ya que la mirada hacia el futuro no parece demasiado halagadora) adopta en su metraje estilos diversos. Comienza casi en tono de comedia (que incluye la posibilidad por parte de Cassie de iniciar una relación que pueda ayudarla a orientar su vida), pero muy pronto deriva hacia el thriller o la historia de venganza que en su parte final se resuelve de un modo que puede resultar sorprendente, pero parece plenamente coherente con la propuesta que se nos ha ido ofreciendo. Tal vez sea ese final imprevisto la justificación de la tesis que la realizadora británica Emerald Fennell quiere expresar en la propuesta que nos ofrece: el respeto a las mujeres, el poner en valor sus decisiones y su capacidad de tomar opciones es un bien por el que merece la pena embarcarse en la aventura que Cassie asume. Actitudes como respeto y empatía son consustanciales a las relaciones humanas positivas, y su ausencia solo provoca situaciones dolorosas.

Hay que destacar en Una joven prometedora a la actriz Carey Mulligan, implicada también en labores de producción, que es el alma que sostiene la película. Su interpretación, llena de matices, hace creíble el periplo de su protagonista. Y junto a ella, participamos de las motivaciones que la empujan a actuar como lo hace. Nos gustaría que lograra su objetivo.

 

Antonio Venceslá Toro, cmf

 

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