«Jesús fue llamando a los que Él quiso y se fueron con Él… Y los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar con poder para expulsar demonios».
La llamada de Jesús no es sólo de palabra y con la voz. Es también una llamada a la que precede el cariño. Una llamada que brota de su corazón.
Por eso, no es una llamada impersonal sino una llamada muy personalizada. A cada uno lo llama por su nombre. Porque quiere a cada uno y a cada una.
Lo primero que desea Jesús con su llamada es que los llamados estén con Él, que sean sus compañeros, que vivan su misma vida y sus mismas aspiraciones. Y, después, que participen de su misma misión, que es la de anunciar el Evangelio y la de luchar contra todo lo que oprime a la persona humana.
+ Te has parado alguna vez a pensar que también tú estás en la «lista» de Jesús?.
+ Has pensado alguna vez que también tú estás en su corazón y que quiere hacerte su compañero o compañera para que estés con Él?. + Has pensado que también a tí quiere enviarte a predicar, con poder para expulsar «demonios»?.
Dedica hoy un buen rato a descubrir y a saborear esta llamada.
Y disfruta mucho en este rato sintiéndote compañera o compañero de Jesús.
Buenos días.