«Jesús lo oyó y dijo: no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificio»: que no he venido a llamar a justos sino a pecadores».
Estamos acostumbrados a ver la imagen del Buen Pastor llevando sobre sus hombros un corderito todo blanco e inocente y que nunca se descarga.
Posiblemente, si yo tuviera que representar la imagen del Buen Pastor la representaría llevando en sus hombros un cordero manchado de barro, sangriento, famélico, y apenas sin vida.
Lo representaría llevando a esa oveja perdida viviendo a su aire entre los matorrales del campo que siempre ha estado expuesta al zarpazo de las fieras y a los colmillos del lobo.
Y es que Jesús no ha venido a «llamar a los justos, sino a los pecadores». Porque «no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos».
Nunca podemos perder la esperanza y la alegría. Por más «oveja negra» que nos sintamos, siempre nos acogerán los hombros del Buen Pastor y el Corazón de una Madre.
Tampoco olvides que en tus hombros y en tu cariño han de tener sitio todas las «ovejas negras» y todas las «ovejas enfermas».
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf