«¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda mientras el novio está con ellos?».
Jesús no quiere un ayuno meramente ritualista.
No quiere el ayuno triste ni el ayuno por el ayuno.
No quiere un ayuno que incluso puede engordar nuestro ego religioso.
El ayuno que quiere Jesús es el ayuno que repercute en beneficio de los demás y el que me acerca más al Padre.
Puede estar muy bien el privarnos de alimentos. Pero esa privación ha de ser para estar más en solidaridad con los hermanos y acercarnos más a ellos.
Es más difícil, pero también más efectivo, ayunar de actitudes y de situaciones que nos bloquean o nos imposibilitan la relación con los demás y la relación con Dios: envidias, intolerancias, acaparar egoístamente, incomprensiones, rencores… y tantas otras cosas como nos alejan de los hermanos y del Padre. Ayuna hoy de todas aquellas cosas que te impiden acercarte a tus hermanos y a tu Padre Dios.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf