«Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres – así tendrás un tesoro en el cielo – y luego ven y sígueme. Al oír esto el joven se fue triste porque era muy rico».
Nos puede ocurrir a nosotros lo que le ocurrió al joven del Evangelio de hoy.
Este muchacho creía que la vida en plenitud la podía conseguir con su propio esfuerzo y con una cuenta de observancias bien larga y bien llena.
Para él, todo está en el «hacer». Pero Jesús le propone otro camino: el camino del «ser».
Es igual que el camino:
+ del salir de uno mismo,
+ de renunciar a toda seguridad
+ del desprendimiento,
+ del servicio
+ del vivir no viviéndose sino desviviéndose.
+del hacer realidad el proyecto de Dios para todos.
Al escuchar esta propuesta, el joven se fue muy triste porque tenía muchos bienes. Era muy rico. No supo vender ni supo arrodillarse a tiempo. Este momento fue el de aceptar la propuesta de Jesús y arrodillarse ante Él.
Acepta tú la invitación de Jesús y arrodíllate ante Él. Así serás feliz.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf