«¡Señor, sálvame!».
Un «mantra» es una o varias palabras que se repiten continua e incesantemente en la oración de contemplación..
La palabra o las palabras poco a poco van pasando de los labios y de la mente al corazón.
En la lectura de hoy aparece uno de los «mantras» más breves de todas las páginas del Evangelio: «¡Señor, sálvame!». Podemos decir que es el «mantra» de Pedro.
Pero su recorrido realiza un camino inverso: primero brota del corazón y después lo pronuncian los labios.
Haz tuya esta invocación durante el día de hoy y siempre.
Repítela muchas veces con la mente y con tus labios. Notarás que poco a poco te brotará también del corazón: «¡Señor, sálvame!».
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf