«Jesús subió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles».
Siempre que Jesús va a realizar algo importante, el Evangelio nos dice que se retira solo a orar.
Toda su vida está pendiente de la voluntad del Padre.
Por eso cuando va a elegir a los apóstoles quiere hacerlo en comunión con su Padre.
Vemos también que a los apóstoles los va eligiendo personalmente. No los elige como un rebaño.
Jesús nos quiere en comunidad y también nos quiere personalmente a cada uno y nos llama por nuestro nombre.
Dos cosas importantes nos enseña el evangelio de hoy:
– 1: En primer lugar, hemos de contar siempre con la voluntad de nuestro Padre. Especialmente cuando tengamos que realizar alguna decisión importante para nuestra vida: elección una carrera, elección de un estado de vida, elección al tomar postura ante una situación determinada…
– 2: Saber también que Jesús nos piensa y nos quiere en comunidad. Nos llama a cada uno por nuestro propio nombre. Pero no para meternos individualmente en una jaula sino para integrarnos a todos en una sola comunidad sin que cada uno perdamos nuestra propia originalidad, personalidad e identidad.
Siéntete llamado o llamada por Jesús para que te integres en su grupo que es la Iglesia.
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf