«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre».
Siguen las llamadas de Jesús a la vigilancia y a estar atentos a su visita.
Él ha puesto en nuestras manos unos regalos que no son para guardarlos, sino para ponerlos en ejercicio continuo y permanente de servicio.
Somos servidores que administramos lo que no es nuestro sino que administramos la parte de «hacienda» que nuestro Señor nos ha encomendado.
En este evangelio es declarado dichoso el que es sorprendido por el Señor trabajando, poniendo todo su empeño y todo su esfuerzo en la construcción de este orden nuevo de cosas que Jesús vino a instaurar.
Trabaja hoy y siempre para llevar a cabo este encargo del Señor. Desvívete para llevar a cabo su encomienda.
Que sea para tí esta bienventuranza que hoy proclama Jesús: «Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes».
Buenos días.
Antonio Sanjuán, cmf
