Dibujo las palabras en el viento
y van saltando
de voz en voz
como mariposas de seda.
¡Qué extraña sensación!: son mis palabras
abriendo huecos en los árboles,
rozando la piel tan suave
de las nubes, hiriendo con sus sílabas
las aristas azules de una estrella fugaz.
A veces me detengo en el silencio
después que la palabra
agoniza sin trabas en mis labios.
¿Dónde van las palabras
si la mar anilló sus olas
y las estrellas se disputan
cada silaba sin lograr
rescatar el acento ni la música
que anida en cada verbo?
Si un día se borraran las palabras
de los libros y cada hoja sufriera
el deterioro del olvido
¿Sería igual la vida?
Si se apagan los sueños, ¿qué nos queda?
Si anudamos los verbos, ¿qué decimos?
Y Don Quijote sigue cabalgando
por las esquinas rotas de los sueños.
Blas Márquez, cmf