Las constantes noticias de pateras que llegan a las costas europeas alimentan los informativos hasta convertir en casi cotidiana la triste realidad en que viven sus protagonistas.
El cine, afortunadamente atento al mundo circundante, retrata a menudo estas situaciones, invitando a sus espectadores a tomar conciencia de estas situaciones.
Rafaël es una película realizada por un holandés que cuenta una historia real: la situación vivida por una pareja (ella, holandesa; él, tunecino) que cuando se inicia la primavera árabe en Túnez, intentan abandonar el país y regresar a Holanda. Ella, Kimmy, lo logra; él, Nazir, se ve obligado a permanecer en su país y separarse de su esposa, que espera un hijo. Al no poder reunirse con ella por medios legales (conseguir un visado parece una empresa imposible), intenta hacerlo cruzando el mar en dirección a las costas de Lampedusa, en Sicilia. La llegada a Europa no facilita su propósito… Le internan en un centro de internamiento, donde le mantienen en una situación de indefensión sin cobertura legal. Nada que no hayamos oído muchas veces. Paralelamente, su esposa no deja de intentar también que le sea permitido viajar a Holanda con un visado legal. Las trabas burocráticas a las que se enfrenta ponen freno una y otra vez a sus propósitos, pero eso no la desanima y persiste constante en su propósito.
En Rafaël destaca la interpretación de sus protagonistas que expresan la tensión y el sinsentido de una situación desesperada.
La odisea vivida por esta pareja es un reflejo de otras muchas situaciones similares. El caso particular de Kimmy y Nazir se amplía a otros muchos que, como ellos, ven cercenados sus deseos de alcanzar una vida digna, y malviven a las puertas de Europa sin poder alcanzar su propósito. Por eso, Rafaël es una película que conviene ver para educar nuestra mirada y afinar nuestra sensibilidad. No es cine documental, pero tampoco es simple ficción, sino un documento veraz de hechos que suceden cerca de nosotros.
Antonio Venceslá Toro, cmf
