Lo que no se recuerda se olvida

“Lo que no se recuerda, se olvida”. Esta frase, que podría parecer una obviedad, se convierte en toda una máxima si nos referimos a lo que está ocurriendo en la Frontera Sur.
La historia se repite constantemente, no podemos olvidar que fue en 2005 cuando estalló la “crisis de las vallas”, una serie de intentos de cruce por la frontera hispano-marroquí que dio lugar a que la valla de Melilla aumentase su altura hasta 6 metros y se instalasen las famosas y letales concertinas. Una vez protegida esta vía, se reabrió la ruta por mar hacia el archipiélago canario y entre el 2005 y el 2006 la llegada de pateras aumentó de forma exponencial. En este mismo año comenzó la llamada “crisis de las pateras”, con más de treinta mil personas que llegaron a las
costas canarias, y 6.000 muertos y desaparecidos. Por aquel entonces, nuestra PJV de la parroquia del Corazón de María de Las Palmas, denunció aquella situación con la jornada de las “6000 velas” que depositamos en la playa de las Canteras.
En el pasado año, las entradas a España por mar representaban la mitad del total de las personas que atravesaron el Mediterráneo, convirtiéndose en el principal punto de llegada. Al concluir el año, más de 50000 personas habían llegado a España a través del Estrecho. A Grecia llegaron poco más de 28 mil y a Italia otro tanto, lo que representa globalmente una disminución de entradas con respecto a los años anteriores. Acnur lo atribuye en parte a los esfuerzos que realizan los gobiernos europeos por reducir la inmigración “irregular”, aunque critica que lo hagan sin aumentar el acceso a medios seguros y legales para las personas que requieren protección internacional. La ruta del Mediterráneo con destino España es donde la mortalidad ha aumentado más al pasar de 300 casos en 2017 a 431 en 2018.
¿Por qué tantos esfuerzos en controlar y frenar los flujos migratorios? Es muy interesante la visión que tiene Eva Garzón, de Oxfam Intermón, donde afirma que los estados tienen más experiencia en aplicar enfoques securitarios y cortoplacistas que en enfoques que supongan unas políticas a largo plazo que promuevan el vínculo entre desarrollo y migración. Anota que se ha extendido una sensación de amenaza a pesar de que las cifras -sólo el 3,3% de la población vive fuera de sus países- no justifiquen este temor. Es ese miedo desarrollado en Europa que, además de ser políticamente rentable, involucra la expansión de unas medidas de control que no tienen otra consecuencia que “la apertura de rutas más peligrosas, la violación de derechos y la pérdida de vidas”.
En la Jornada de Periodismo e inmigración que se ha celebrado en Málaga el pasado 15 de marzo se afirmó algo que debería preocupar a todas las organizaciones, ONG´s y activistas que trabajamos en la Frontera Sur, y es la intención de desmantelar Salvamento Marítimo, como entidad pública empresarial, y dejar este tema en manos militares. Quieren convertir el Campoamor en buque nodriza en medio del mar de Alborán, para evitar que los inmigrantes alcancen las costas del sur de España, y convertir a Marruecos en un puerto seguro. Cuando sabemos a ciencia
cierta que en país alauita se están vulnerando sistemáticamente los Derechos Humanos.

José Antonio Benítez Pineda, cmf

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