Diversas ramas del conocimiento han subrayado de manera constante el carácter social de la persona. La sociabilidad es una de las características más destacadas del ser humano, y una condición necesaria para su desarrollo. Algunas obras artísticas (películas o novelas) han subrayado esta necesidad y los resortes que es preciso poner en juego para superar las dificultades, no solo físicas sino psicológicas, a las que ha de enfrentarse quien se ve en una situación de aislamiento impuesto. Robert Zemeckis reveló hace unos años en Náufrago las estrategias que un hombre solo a su pesar, pone en juego para sobrevivir a su triste situación. O podemos recordar también a François Truffaut y El pequeño salvaje, para corroborar lo necesario de la convivencia y la vida social. Traigo esta reflexión al hilo de la película que quiero comentar: Passengers.

Dos personas se ven inmersas en un universo infinito (en un sentido literal: viajan a bordo de una nave espacial a un lugar muy remoto del que les separan varias decenas de años) con toda una vida por vivir sin posibilidades de huida. No voy a desvelar las circunstancias que les han conducido a esa situación para no estropear la visión de la película a quienes se decidan a verla. Se trata de dos personas soñadoras, inteligentes y capaces, deseosas de vivir una vida diferente en un lugar distinto y nuevo. Las circunstancias, o ellos mismos, se vuelven en su contra y han de poner en marcha mecanismos que les ayuden a reconocerse como seres necesarios y a vivir la novedad deseada en un presente que se adivina rutinario y del que es imposible escapar.

Ciertamente la película también explora diversas dimensiones de las relaciones de pareja (Chris Pratt y Jennifer Lawrence son sus protagonistas y dan pie a escenas de ternura y de rechazo, de acogida y desafección). Circunstancias extremas ponen a prueba la necesidad de ayuda que mutuamente han de brindarse y cuya superación fortalece la confianza que han de manifestarse para (sobre)vivir. En este sentido, la película nos ofrece en su tramo final una elipsis poderosa que contiene (viendo los resultados de sus vidas) las razones que les han movido y la plenitud que han vivido en su extrema circunstancia.

No creo que Passengers pase a los anales de la historia del cine, pero puede ofrecer un pasatiempo agradable (no ofrece ninguna lección de antropología extrema) y, si superamos el aspecto más epidérmico de la historia, hasta puede plantear alguna materia de reflexión

Antonio Venceslá, cmf

Start typing and press Enter to search