Volvemos a acercarnos a la historia vergonzante que Estados Unidos se empeña una y otra vez en sacar a la luz, haciendo gala de una dosis de autocrítica que no implica necesariamente propósito de la enmienda. De hecho, en algún momento de la película se nos recuerda que aún en 2021 no ha sido aprobada una ley que penalice el linchamiento de negros en el profundo sur (o en cualquier lugar de la Unión entendemos). Y eso después de haber tenido un presidente negro durante ocho años.
El pretexto esta vez es la historia de la cantante Billie Holiday, y los permanentes problemas que tuvo con la justicia a cuento de su adicción a las drogas y, sobre todo, de su negativa a dejar de interpretar la canción “Strange fruit”, denuncia de los linchamientos de los negros (y que ya fue utilizada por Nate Parker en El nacimiento de una nación con ese propósito crítico ante los atropellos de los racistas sureños).
En poco tiempo hemos podido asistir al recorrido biográfico de dos figuras señeras de la música norteamericana. La serie Genius: Aretha nos ha presentado la historia de Aretha Franklin, la reina del soul (en la que también se subrayó su compromiso político en los años sesenta del siglo pasado en plena protesta en favor de los derechos civiles de la población de color). Ahora Los Estados Unidos contra Billie Holiday (ya el título es una declaración de intenciones) nos aproxima a la conocida cantante, un hito en los años cuarenta y cincuenta, lo que no le impidió verse sometida a la permanente persecución del FBI e incluso a ingresar en prisión. Curiosamente el agente que la acosa fue en su día recompensado por el presidente Kennedy por su labor. Lo cual nos vuelve a recordar que en Estados Unidos los extremos se tocan con frecuencia y un racista como él recibe parabienes de quienes no participaban (aparentemente) de sus convicciones.
La larga duración de la película (algo excesiva se nos antoja) nos permite acompañar a Billie Holiday en varios momentos de su vida (a pesar de la confusión que arroja en algún momento el desarrollo de los acontecimientos), deteniéndose en sus relaciones sentimentales, en el acoso del FBI, en la manipulación a que es sometida incluso por personas cercanas a ella, y en su música (vemos a la actriz que la interpreta cantando en todo o en parte muchas de las canciones que la hicieron famosa, particularmente la citada “Strange fruit” que, como era previsible, la escuchamos entera cantada por Andra Day, actriz que ofrece una interpretación entusiasta y merecedora del Globo de Oro que recibió y que en buena medida justifica la visión de la película).
Antonio Venceslá Toro cmf