Lanzarote y Fuenteventura: el sin sentido de la política migratoria de nuestro gobierno

Un año después de la crisis vivida y que mantiene al archipiélago canario como una de las principales vías de entrada a Europa, el Ministerio del Interior sigue recurriendo a esos espacios precarios para la primera acogida de las personas migrantes.

Las naves, utilizadas para concentrar personas llegadas en patera en diferentes fases y distintas islas, ya fueron un recurso de emergencia habitual en 2020, aunque se iban cerrando según se hacían públicas sus penosas condiciones. La misma nave que ahora usa la Policía en Lanzarote fue un centro de acogida para cuarentenas y acabó clausurado tras la visita del Defensor del Pueblo en noviembre del año pasado.

Las instalaciones policiales en Lanzarote y en Fuerteventura, dos islas que concentran este año cerca del 40% de las más de 15.000 llegadas a Canarias, están en unas condiciones pésimas e infrahumanas.

Las naves ejercen de comisaría, donde se identifica a todos los migrantes y se les notifica sus órdenes de devolución. En ellas también reciben una precaria asistencia letrada. En el caso de Lanzarote, dos sindicatos policiales coinciden en que carecen de los estándares mínimos para la prestación del servicio policial, así como de habitabilidad. En Fuerteventura hay una en el puerto, en cuanto se llena (hay solo 100 plazas), los migrantes son trasladados a otra en un polígono industrial que tampoco tiene ventilación, ni mínimas condiciones.

Los migrantes, por ley, no deben pasar allí retenidos más de 72 horas. En Lanzarote, donde se han llegado a juntar más de 500 personas, ha habido grupos que superan habitualmente ese plazo.

La maquinaria sigue sin terminar de engrasarse. Aunque la Policía realice sus trámites en menos de tres días, si la Consejería de Salud canaria no se hace cargo en seguida de la cuarentena de los positivos de COVID-19 y los contactos estrechos, allí se quedan. Hombres, mujeres y niños. Positivos y negativos. Es imposible garantizar un aislamiento. Lo mismo ocurre si la Secretaría de Estado de Migraciones no traslada con rapidez al resto a sus centros de acogida.

En Lanzarote la multitud permanece separada por palés y una cinta de policía que pretende, sin ningún éxito, separar a los miembros de cada patera para evitar contagios.

Las pésimas condiciones en las que permanecen detenidos son iguales para hombres y mujeres y niños, los perfiles más vulnerables, que permanecen todos juntos sin ninguna privacidad.

 

José Antonio Benítez Pineda, cmf

(FOTO: Un grupo de personas en la nave de Arrecife habilitada como CATE | Natalia G. Vargas | eldiario.es)

 

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