La Mesa del Mercado

Tengo la sensación de andar perdido
en este laberinto de herramientas,
lunas de sal
y pájaros de metal cruzando el cielo.
Y una tierra sin nombre mientras tanto.
Mientras tanto se seca el corazón
como si nada.

Madre estéril de párpados caídos
y pechos sin pronombres.
Labios ansiosos en la flor de un llanto
y papeles de vidrio
sobre la piel desnuda de los túmulos.

No es una sensación. Cobra relieve
si multiplico el índice de cifras avarientas
en la mesa redonda y amarilla,
con asientos de sal, mantel de vidrio,
los ojos encendidos como pulpos
que desfloran, atrapan y deslumbran:
La Mesa del Mercado tiene rostro.

Blas Márquez, cmf

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