LA ESPIRITUALIDAD CLARETIANA EN ZIMBABUE, UN FUEGO MÍSTICO Y MISIONERO

Enmarcando la clausura del año jubilar Claretiano en el que celebramos el 175 aniversario de nuestra fundación, se celebró en Vic el Congreso de Espiritualidad Claretiana; un momento privilegiado para ahondar en el legado carismático que heredamos de nuestro fundador San Antonio María Claret. A través de las ponencias, comunicaciones, talleres y los numerosos momentos de compartir como Familia Claretiana profundizamos la riqueza y hondura de sabernos tanto místicos como misioneros, enraizados en Cristo y audaces en la misión, enamorados del Reino y apasionados en el apostolado. Durante los nueve días que disfrutamos del Congreso, todos y todas respirábamos la misma fragancia espiritual que nos alentaba a cimentar nuestra vida e identidad en estos dos pilares fundamentales y radicalmente entrelazados: una mística misionera y una misión mística. 

Un binomio carismático que nunca se ha abandonado en el baúl de los recuerdos o en el desván de una historia pasada. La llamada a ser místicos y misioneros, a imitación de Claret, se ha ido actualizando en cada paradigma epocal con valentía evangélica y fidelidad creativa. Así mismo, este fuego que arde desde el corazón y abrasa por donde pasa, nunca se ha encarcelado en una ingenua tendencia etnocéntrica ni ha adolecido de miopía antropológica, sino que, con seriedad crítica y apertura discerniente, se ha ido encarnando en diversas latitudes y en numerosas culturas. Parafraseando la feliz intuición de nuestro Padre Fundador, hoy sin duda alguna podemos afirmar que el espíritu Claretiano es para todo el mundo y para todos los tiempos.

Desde aquí se puede vislumbrar con claridad que la espiritualidad Claretiana -mística y misionera- no sólo se puede encarnar en estas latitudes zimbabuenses, sino que está vocacionada a generar un impacto verdaderamente significativo tanto en el entramado social como en la comunidad eclesial de este pueblo que nos acoge desde el año 2002. Para iluminar de una forma sucinta la aportación de nuestra espiritualidad en esta tierra de Zimbabue, usaremos dos categorías simbólicas que goza de una profunda raigambre Claretiana: corazón y fuego.

En primer lugar, la espiritualidad Claretiana en Zimbabue está llamada a inculcar el principio de cordialidad. La mística Claretiana es una mística del corazón, brota del corazón para ir al corazón –cor ad cor loquitur-. De esta manera, el carisma Claretiano invita al pueblo que nos abraza a bucear en las profundidades del corazón, a no contentarse con la simpleza de la superficialidad, a interiorizar la experiencia de encuentro con Cristo. La cordialidad Claretiana habla de madurar los procesos de fe, acompañando los itinerarios catequéticos como verdaderas opciones fundamentales, invitando a cada persona a abrir el corazón al misterio y a enamorarse del Evangelio. Esto supone un bello complemento a la naturaleza celebrativa, espontánea y expresiva de una fe vibrante que, más que profesarse, se canta y se baila y se palpa y se festeja. 

En segundo lugar, la espiritualidad Claretiana en Zimbabue está llamada a avivar el fuego evangelizador. El carisma Claretiano o es cien por cien misionero o no es Claretiano. Nuestra espiritualidad inculca a cuantos nos rodean un deseo ardiente de compartir con otros la Buena Noticia del Reino. El fuego de nuestro ser Claretiano es altamente contagioso, animando a otros a convertirse en verdaderos agentes evangelizadores. Este fuego misionero habla de entusiasmo, compromiso, entrega generosa, dedicación… en definitiva, pasión por el Dios del pueblo y por el pueblo de Dios. La espiritualidad Claretiana aporta a la Iglesia zimbabuense ese fuego apostólico que impele la proclamación valiente y profética de la Palabra de Dios, que es palabra de vida y esperanza, que vence miedos y abre mordazas, que es fuente de libertad y dignidad porque levanta del polvo al desvalido y saca de la basura al pobre.   

Mística del corazón y fuego misionero, cordialidad y celo apostólico, dos pilares carismáticos que hacen de la espiritualidad Claretiana una punta de lanza en estas tierras del sur, dos elementos constitutivos de nuestro ser Claretiano que pueden aportar al pueblo de Zimbabue profundidad y audacia para abrazar la fe en Jesucristo y otear un horizonte de esperanza.

P. Manuel Ogalla, cmf

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