¿Elegimos o nos eligen?

En España llevamos una racha buena de elecciones políticas. Un tema este -el de la política partidista- siempre incómodo si no feo o desagradable. La gente, en general, está muy cansada de los tejemanejes que se traen los gobernantes o los aspirantes a serlo. Y es una pena -los tejemanejes y el cansancio de la gente-, porque la política debería ser una noble actividad que ayudase a mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía y a resolver los problemas de las personas, particularmente las más débiles. Visto así… ¡qué atractiva y necesaria! Pero ya sabemos que, más bien, la política se ha convertido en algo que saca la parte irracional y mala de las personas, en un «y tu más», en un «chiringuito» de unos pocos, en un «prometer y no hacer», en peleas de «patio de recreo», en dividir entre buenos -los míos- y los enemigos -los otros-…

En  medio de todo ello la pregunta es qué hemos de elegir… Porque se nos habla de voto «útil» (se ve que para muchos hay opciones, convicciones, votos…que son inútiles), se nos habla de tomar decisiones no «para que salgan los que me gustan», sino «para que no salgan los que no me gustan», y cosas por el estilo.

Y yo me pregunto, esos discursos y argumentos -que compramos con facilidad a los líderes de opinión de turno, sean familiares, vecinos, o personajes televisivos-…, ¿no están reñidos con algunos de nuestros principios cristianos? ¿Hemos de movernos también es esto solo por el miedo, el rechazo… o hay espacio para la utopía, para la búsqueda sincera del bien común, para la confianza en que la humanidad puede construir en positivo y desde la fraternidad? Ojalá respondamos que sí. Porque si no, lo más seguro es que, creyendo que elegimos… en realidad nos están eligiendo los que mandan, los que mueven los hilos, los que tienen «la sartén por el mango». Como siempre.
Y eso sí que es «opio del pueblo».
Ingenuos de nosotros…

Equipo de Redacción.

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