Cuida de tu familia: Responde a una serie de interrogantes que ayuden a actuar de la mejor manera posible en LA FAMILIA cuando vengan tempestades

LECTURA (DOMINGO XII DE TIEMPO ORDINARIO)

Mc 4, 35-40

 

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla».

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban.

Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua.

Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole:

«Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?».

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:

«¡Silencio, cállate!».

El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:

– «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?».

Se quedaron espantados y se decían unos a otros:

«¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!».

 

COMENTARIO

Llega el momento del reproche:

– «¡Cobardes!».

– Pero, Maestro, ¿no te das cuenta de que somos débiles, de que el miedo continúa invadiéndonos, de que todavía no hemos crecido lo suficiente?

– Ya es hora de que os sintáis fortalecidos, mineralizados, vitaminados, vacunados contra todo tipo de virus.

– Vale, Maestro, pero permanece a nuestro lado, haz que sintamos tu presencia en nuestros corazones.

– De acuerdo, no volváis a tener más miedo. Os prometo mi presencia y ayuda.

 

PROPUESTA PARA CUIDAR LAS FAMILIAS

Respondamos a estos interrogantes:

– ¿Es nuestra FAMILIA un mar habitualmente en calma?

– ¿En caso de que surjan pequeñas tempestades reaccionamos adecuadamente o con cobardía?

– ¿Tenemos claro que es Jesús y su propuesta evangélica quién nos puede ayudar en nuestros conflictos familiares?

 

Manuel Devolx

 

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