Pisar la acera de mi calle.

Dejar que la luz

del sol recién amanecido

encienda las pupilas de tu rostro.

Volver hacia atrás.

No hay huellas

Ni falta que hace.

El reloj de la torre tiene arrugas.

Un nido de cigüeñas cabalga entre las nubes.

Sigue la vida despeñando sus aleros.

La chica de la caja

me miró entristecida.

Y sigue la vida recobrándose.

 

Atardecer entre las rocas

y otro silencio en tus cabellos.

El mar está ahí,

deleitándose en sus olas.

No le importa que pases de largo.

Los escaparates

te gritan impacientes.

 

Las Palmas, 2020

 

Blas Márquez Bernal, cmf

(FOTO: Yanina García Carrera)

 

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