Aquí se detuvo el viento rotulado,
aquí y en aquel timón sobre mi frente
de relámpagos y dioses góticos de luna
en los muros de una era desdeñada.
Aquí se detuvo el viento,
destinado por los siglos y los fragmentos
que irrumpen las paredes del tiempo
y encienden un fuego de naipes y de sombras.
Aquí se detuvo el viento;
en la ciudad insurrecta
trazada de mariposas,
fantasmas, máscaras y miedos,
que guardan la partida irrevertible
de otra cosecha germinada.
Ladran los perros
y jugamos entre ademanes,
un posible beso que nos reme
hacia la orilla esperanzada.
Ramón Uzcátegui Méndez, sc