Igualmente que me han sobrecogido las catástrofes naturales de este mes de septiembre, por el dolor, destrucción y muerte que han causado, también me llena de esperanza el movimiento de ayuda solidaria internacional que está generando.
Esta esperanza me permite percibir con más claridad y alegría tanto bien que no sale en las noticias, pero que ciertamente está presente y nos rodea, como un signo del Reino de Dios presente entre nosotros.
Pero algo me inquieta: ¿en el día a día, pongo tanto esfuerzo en ayudar solidariamente a los que me rodean, como a los que están lejos pasándolo mal?
Me parece que la respuesta personal y sincera de cada uno a esta pregunta nos da una medida de la presencia real del Reino de Dios entre nosotros y de nuestra personal colaboración en su venida.
He descubierto que tengo que mejorar, ¿y tú?
Equipo de Redacción