No tengo palabras para expresar lo que siento y pienso de  «la manada» que tan famosa se he hecho desde los sanfermines de 2016; bueno, sí las tengo, pero no es adecuado ponerlas por escrito.

Y en medio de una nueva noticia de su juicio, como un aguijón, recuerdo que por ellos también Cristo derramó su sangre y que para ellos también el Padre tiene un plan de Salvación; y, como consecuencia, que mis deseos para con ellos difieren mucho de los que Dios tiene, como buen Padre Misericordioso que es.

Acabé dando gracias a Dios por el amor tan grande que nos tiene, mayor que nuestros pecados; y también reconociendo la necesidad de conversión, para ser menos como el hijo mayor de la parábola. (Cf Lc 15,11-32).

Equipo de Redacción

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