Resultaría extraño que te propusiera una película para ilustrar con imágenes qué es el discernimiento y las posibles vías que hay que recorrer para realizarlo con coherencia y rigor. Pues Ellas hablan creo que ayudaría mucho a describir sus formas y las exigencias que supone. Algo parecido a lo que vimos en la escena de la reunión comunitaria donde los monjes de De dioses y hombres dialogan sobre irse o quedarse en Argelia asumiendo el riesgo de ser asesinados. Lo que allí era una secuencia crucial, aquí es prácticamente toda la película. Un continuo diálogo para tomar una decisión importante.
Un grupo de mujeres han de decidir (discernir) si continúan viviendo en una comunidad religiosa fundamentalista aislada en medio de la nada. Desde que tienen recuerdos vienen sufriendo continuas agresiones sexuales por parte de los hombres de la comunidad (sin respetar ni edad, ni parentesco) que las amenazan con castigos divinos si se rebelan a su destino. Pero han llegado a un punto que no aguantan.
Hay alguna que es partidaria de permanecer allí sufriendo, algo que vienen haciendo desde hace mucho tiempo, porque no hacerlo le haría colisionar con su fe; una segunda opción sería abandonar la comunidad e iniciar una nueva vida, sin hombres, lejos de allí; una tercera opción sería quedarse y luchar contra quienes las drogan y violan cada noche manteniéndolas en una situación de absoluta sumisión, impidiéndoles promocionarse y conseguir un merecido estatus de dignidad. Como las opciones segunda y tercera (irse o quedarse y luchar) son mayoritarias entre las mujeres de la colonia, nombran a algunas de ellas para que decidan qué han de hacer.
Las ocho mujeres elegidas hablan y en sus palabras, en sus lágrimas, en sus gritos expresan su hastío, su hartazgo y su desolación. No les resulta fácil llegar a una solución consensuada. El diálogo que mantienen ofrece ricas sugerencias sobre la posibilidad de perdonar y el mismo concepto del perdón; sobre la fe como impulso o freno para una rebelión que sienten explotar dentro de ellas, incapaces de soportar tanta injusticia; sobre la moralidad de la violencia como respuesta a tanta indignidad; sobre la educación como cauce de liberación que ayude a los niños de la comunidad a renunciar a las prácticas abusivas de sus mayores.
¿Irse? ¿Quedarse y luchar? Piensan los pros y los contras de cada opción. El diálogo es rico, a ratos denso, crispado en ocasiones, aportan razones, esgrimen argumentos, exponen en suma sus motivos para escapar como sea de su realidad desoladora. Los hombres no cuentan, no aparecen en la película, salvo uno de ellos que actúa como notario de sus diálogos para dejar constancia de su rigurosa decisión. Pero están presentes como una presencia latente y amenazadora.
Hay motivos para ver Ellas hablan: el reparto es excepcional. Claire Foy, Rooney Mara, Jesse Buckley y el resto del elenco consiguen mantener la atención y hacer creíble un argumento que se diría fruto de la ficción de la novela en que se basa, cuando parece que desgraciadamente refleja una dolorosa realidad que ha existido realmente.
Antonio Venceslá Toro, cmf