(A BASHIR, que llegó a nuestras playas con la esperanza en flor)
Llevo en mi corazón el tatuaje
de tu rostro y el grito dolorido
que en tus ojos se enciende. Mar herido
sin besos en la arena ni oleaje.
Playa desierta. Y el lenguaje
de tu voz, sin acento. Y en un nido
de manos y silencios mi latido.
No estás solo y me alienta tu coraje.
Algún día las voces sumergidas
en un mar de cenizas harán duelo.
Habrá un amanecer. Y un sol despierto.
¡No estás solo! Hay manos extendidas
que abrazan tu dolor y en el pañuelo
de tu fe el llanto regará mi huerto.
Las Palmas, 2021
Blas Márquez Bernal, cmf
(FOTO: CDoncel)
HAVERÁ UM AMANHECER E UM SOL DESPERTO, em portugués